jueves, 4 de marzo de 2010

Regionalismo y nacionalismo en Andalucía Oriental

Las dos caras del nacionalismo en España se caracterizan por la defensa de una nación: la primera interpretación, que España es una única nación indivisible; y la otra, que ve España como un conjunto de naciones. En ambas interpretaciones se mantiene que las naciones tienen derecho a su autodeterminación e independencia de otras. Sin intención de entrar en el origen histórico de los nacionalismos en España, quiero recordar que la solución democrática de la transición, plasmada en la Constitución del 1978, fue la creación del Estado de la Autonomías. Con esta fórmula se intenta estructurar a España en Comunidades Autónomas que, durante los primeros años de democracia, diferenciaron a las mal llamadas 'históricas' (por el hecho de tener aprobado o votado un Estatuto de Autonomía durante la Segunda República Española) haciendo que en éstas el proceso de descentralización de la administración se pudiera realizar con mayor celeridad. En este primer preámbulo quiero también recordar, como indica Cesar Girón, los tres pilares del desarrollo autonómico español, basados en los principios de descentralización, eficacia y territorios históricos.

Sin embargo, la realidad, transcurridas más de tres décadas, es que se alzan voces que quieren rompen el consenso constitucional, siempre desde el prisma de aquellos que comulgan con alguno de los tipos de nacionalismo ya mencionados en el primer párrafo. Algunos piden la modificación de la Constitución, derogando artículos y limitando las competencias que las autonomías pueden gestionar, es decir, volver a centralizar mucho de lo ya transferido, con argumentos en dirección a igualar los derechos y deberes de todo ciudadano en cualquier parte del territorio español ; otros van en la dirección opuesta y no conciben ya España sino como un Estado Federal y no autonómico, en donde los nuevos Estatutos aprobados en estos últimos años van en la dirección de definir los territorios históricos como Naciones dentro del Estado.

En este panorama, ¿dónde se encuentra Andalucía Oriental? y ¿dónde nos encontramos nosotros? Es una obviedad decir que en la actualidad, Andalucía Oriental está representada por la oficial Andalucía, y que, por tanto, no tiene vigente Estatuto alguno propio. No podemos entonces analizar, desde el punto de vista de los nacionalismos, el lugar que ocupamos hoy en el continuo que va desde el nacionalismo centrípeto españolista hasta el nacionalismo centrífugo independentista. Un primer acercamiento es el propuesto por varios autores, colocándonos en el regionalismo. Según Wikipedia es la "Concepción ideológica por la que, aun aceptando la existencia de una comunidad política superior cristalizada en la nación, se pretende la defensa específica de una parte de ésta que se distingue por su homogeneidad en lo físico y cultural. Los propósitos regionalistas más esenciales son la adecuación de la acción estatal a las necesidades locales; un mayor acercamiento de los ciudadanos a la gestión del Estado; la supervivencia y promoción de las costumbres propias; y, en las regiones atrasadas, la consecución de una justa redistribución de la renta nacional que mejore sus condiciones económicas y sociales.". Sin embargo carece de algunas características, para mí importantes, como son: es claramente insuficiente incluir en los términos homogeneidad cultural toda una historia milenaria única y genuina de Granada y sus territorios de influencia; y la definición muy pobre por propósitos de los regionalistas como la adecuación de la gestión a las necesidades locales o la promoción de costumbres propias, que no van más allá de las competencias de los ayuntamientos, como administración local, que ya vienen desarrollando. Es por ello que Andalucía Oriental sobrepasa esta concepción ideológica de regionalismo, estando capacitada para la autogestión política, económica y social de un territorio que nos distingue, relativamente extenso y muy numeroso en habitantes. Posiblemente los límites con el nacionalismo centrífugo estén relacionados más con el afán de éstos por la independencia y la segregación. Me es difícil e innecesario catalogar a Andalucía Oriental en este sentido.

Personalmente siempre he abogado por la unión de las personas y los pueblos en los proyectos comunes. No tengo reparos en participar en un proyecto de España, desde el respecto hacia nuestro territorio para la autogestión de nuestra identidad, en el marco de la actual Constitución, y rechazando cualquier acercamiento a un nacionalismo centrípeto trasnochado. Creo que Andalucía Oriental debe participar construyendo el rumbo histórico de España, independientemente de la dirección que tome ésta, si es producto del consenso y la decisión de los que en este país vivimos. Supongo que no me es exclusiva esta posición de cohesión con otras comunidades autónomas, máxime cuando la propia idiosincrasia del alto andaluz es fruto de la mezcla de culturas a lo largo de los siglos.

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